jueves, 29 de enero de 2009

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Lágrimas de juguete

Era 23 de y la locura de las compras navideñas comenzaba. Me encontraba colgado de un techo, sujetado de mis manos y pies por un hilo blanco, bailaba al son del aire y veía, sonriente y esperanzado, a los padres de familia que sacaba de sus bolsas papeles de colores con números, los cuales me provocaban risa, y observaba como los intercambiaban por mis amigos.

Mi tiempo al fin llegó, la señorita me sostuvo de la cintura, me envolvió en un papel brillante y me metió en una caja. Sentí mi corazón latir, y un poco de claustrofobia debo admitir, pero la emoción y la adrenalina de saber que haría a algún niño feliz inundaba mi ser.

El día de la verdad arribó, y escuchaba carcajadas y anécdotas provenientes del mundo exterior. Sentí un pequeño temblor, mi caja se movía, escuché el ruido del papel rompiéndose. Una luz cegadora invadió mi rostro y una cara se acercó. Se veía un poco confundido, agradeció a sus padres por el regalo, me sujetó y me colocó en lo alto de un estante.

Observaba como rompía una caja sumamente alegre y sacaba de ella unos cables extraños, los cuales colocaba en la parte posterior de un cubo el cual emitía colores y luces vistosas.

Tomó un control, se sentó enfrente del cubo y comenzó a jugar. Pasó horas, días, semanas ubicado casi en el mismo lugar. Mientras tanto, yo me encontraba sentado, aburrido, observando como el niño disfrutaba de matar a seres extraños provenientes del cubo. No entendía el punto del juego, ni encontraba que era aquello que le provocaba estar sentado durante horas.

Jamás me prestó atención, ni siquiera volteó a verme y mi alma se marchitó por la tristeza de pensar en la dedicación de mi creador, al escoger la madera y los colores adecuados y nunca pude entender como un niño puede fascinarse más con una máquina. 







Entrevista a Shakespeare

Camino hacia el teatro “La Rosa“, donde William Shakespeare realiza audiciones para su próxima obra. De repente, escucho una voz gritona y solo consigo oír - “¡A un lado!“- y del segundo piso de una casa caen orines justo detrás de mi.
Continué con mi trayecto siempre con la mirada hacia el suelo para evitar pisar excremento; mi mirada se incrusta en un niño de muy escasos recursos que se divertía con un gato, evito pasar cera, no vaya a ser que la peste encuentre su camino hacia mis entrañas.

Llego al lugar, escucho a la gente del pueblo: meseros, boticarios; audicionaban para el papel estelar. Subo las escaleras y me siento junto al maestro de la escritura William Shakespeare. Me saluda cordialmente, da por concluidas la audiciones, les da las gracias y voltea a verme. Me pregunta la razón de mi visita y le pido la entrevista. Alegremente acepta, pero me pide que si podríamos regresar a su hogar, un poco afligido, ya que no quería seguir caminando, acepto su petición.

Llegamos a su hogar, me regala un frasco de tinta y comenzamos con la entrevista.

- ¿Cuál es tu concepción del amor?

W: Pasión locura y sufrimiento. 
Pasión por la persona amada desde el primer instante en que sus miradas se encontraron, una flama ardiendo en el interior; sentir tu corazón latir, casi a punto de un infarto, un agujero en el estómago; que un instante que tu mirada se aparte de ella sea un infierno, la sensación de que el tiempo se detiene y que la demás gente no existe, no importa.

Locura, que un segundo sin ella parezca una eternidad; no poder dormir, comer o pensar en otra cosa que no sea en ella, al grado que esto te lleve a enloquecer, a perder la cordura.

Sufrimiento al ver que esa persona pertenece a alguien más, al saber que jamás será tuya, que tal vez ni siquiera te reconozca o sufrir por el abandono de esta, al punto que solo veas la muerte como único acmino para ponerle fin a esta agonía que invade tu corazón y tu mente.

- ¿Qué opinas del matrimonio por interés de la corte?

W: Es un engaño, una farsa - se enoja, se para y avienta unos papeles al suelo - el matrimonio es la unión de dos pasiones para convertirse en una sola, es la manifestación del amor entre dos personas ante los ojos de Dios y del mundo. El matrimonio por interés es venderle tu corazón y tu alma al infierno, es regalar tu virtud y tus costumbres al viento, es hablar sin ser escuchado, escribir para los ciegos o enterrarte vivo.

- De repente se escucha un sonido de la puerta, una mujer blanca de pelo castaño entra, nos saluda, se acerca a William, este le susurra algo al oído y ella se despide cordialmente y sale de nuevo.

W: Le pedí que no nos interrumpiera. Continúa por favor.

- Curioso le pregunte: ¿Quién es ella?

W: Mi esposa.

- Al momento de responder note un un tono un poco amargado, como si no le agradara, me aventure a preguntarle: ¿La amas?

W: En realidad no. Me casé debido a su embarazo y a la presión de su padre. Un bello verano cometí un error, confundí la pasión con el amor.
Era de noche, paseaba por la vereda y la vi recostada, creo que veía el cielo, me pareció hermosa, sus ojos iluminaban el lugar al punto de poner a la Luna o a las estrellas celosas por su brillo y hermosura; su  mirada erizaba mi piel, su cara angelical provocaba que las flores marchitas se llenaran nuevamente de vida; su cabello como cascada provocaba la misma tranquilidad que el sutil sonido del agua y su voz era un masaje para mis oídos. Creí estar enamorado, y esa misma noche nuestras almas se fundieron en un juego carnal y pasional.
Tres meses después recibí la noticia, estaba embarazada y su padre me buscaba para casarla.
¿Qué te parece si vamos a dar una vuelta?

- Se paró, me abrió la puerta y salimos a dar una vuelta. Vimos mujeres hermosas, él coqueteaba con cada una de ellas. Llegamos a unas escalera, nos sentamos y le pregunté: ¿Porqué escribes?

W: Porque es la manera más bella que tiene el ser humano de expresar sentimientos y frustraciones, y que estas no se las lleve el viento, que no sean solo como hojas que siguen la corriente del agua, sino que perduren como piedras a través de tiempo, ya que cuando uno plasma algo sobre papel, se sabe que puede perdurar para siempre.

Escribir te permite plasmar sentimientos sin necesidad de ponerse uno en primer plano, te deja jugar con personajes, y llevar al lector o al público que lee tu obra en un viaje en donde encontrarán un mundo lleno de pasiones e intrigas, y, en algunos casos, que encuentren en los personajes su vida, que se identifiquen con ellos y con sus emociones, y así hacerlos llorar, reír y soñar.

Es increíble lo que uno puede llegar a escribir en una obra, no tiene límite, uno puede cambiar en segundos la historia, de comedia a tragedia, y mantener aún así una estabilidad en tu obra. Es  por eso que me apasiona a escribir, es un arte que te permite hacer lo que quieras, es infinito.

- Y ¿qué te inspira?

W: El amor, las mujeres, la tragedia. Todo aquello que hace que el hombre pierda la razón. Todo tipo de sentimientos y pasiones humanas.

- Me pidió que termináramos la entrevista, tenía que regresas a casa a continuar escribiendo. Le agradecí por su tiempo, nos despedimos cordialmente y partió hacia su destino.